Los inversores tienden a recurrir a los metales preciosos en tiempos de incertidumbre, y gracias a los aranceles y las políticas proteccionistas de Trump, en estos momentos hay más que suficiente. A esto se suman el potencial aumento de la inflación y las tensiones geopolíticas, que han contribuido a que el oro alcance máximos históricos en repetidas ocasiones. Los bancos centrales también ven potencial en el oro, con sus compras alcanzando máximos históricos.
Precio récord
El metal amarillo comenzó el nuevo mes en un nuevo máximo histórico, alcanzando los 3.148 dólares en las operaciones asiáticas del 1 de abril de 2025 y cerrando el mejor trimestre en casi 40 años. Sin embargo, retrocedió de este nivel a lo largo del día. El oro había cruzado la barrera psicológica de los 3.000 dólares sólo unas semanas antes, el 17 de marzo de 2025, habiendo ganado un 18% desde principios de año. En la misma época del año pasado, cotizaba más de un 35% por debajo, mientras que en los últimos cinco años ha subido un impresionante 82%.

Evolución del precio del oro al contado en los últimos 5 años (Fuente: Investing.com)*
Los contratos de futuros del oro también registraron un buen comportamiento. Los que tienen entrega en junio de 2025 alcanzaron un máximo histórico de 3.176 $ el primer día de abril, pero posteriormente experimentaron un ligero descenso. Al igual que el oro al contado, su precio subió un 18% desde principios de año, mientras que en términos interanuales aumentó un 34%. En un periodo de cinco años, el valor de los futuros del oro aumentó más de un 80%.

Evolución del precio de los futuros del oro para la entrega en junio de 2025 en los últimos 5 años (Fuente: Investing.com)*
La guerra comercial se profundiza
El oro se ha visto recientemente influido de forma significativa por las políticas proteccionistas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Una de las principales preocupaciones entre los inversores era el 2 de abril de 2025, fecha que Trump declaró como el "Día de la Liberación de Estados Unidos", cuando estaba previsto que se anunciaran aranceles recíprocos. En el momento de redactar este informe, no se habían revelado más detalles. Los informes iniciales sugerían exenciones y aranceles limitados sólo a determinados países, pero a finales de marzo, esta política se había ampliado para incluir a todas las naciones, lo que aumentó la incertidumbre del mercado. Los precios del oro se vieron impulsados aún más por el anuncio en marzo de un arancel del 25% sobre todos los automóviles y piezas de automóviles importados, junto con aranceles sobre el acero y el aluminio. Trump ya había inquietado a los mercados mundiales pocos días después de asumir el cargo al firmar el 1 de febrero una orden arancelaria sobre las importaciones de los vecinos México, Canadá y China. Sin embargo, a excepción de los aranceles chinos, posteriormente pospuso su aplicación durante un mes. Una vez que entraron en vigor, volvió a ordenar retrasos o reducciones parciales. Los países afectados se opusieron firmemente a estas medidas y emitieron sus propios aranceles recíprocos.[1]
El aumento de la inflación impulsa el crecimiento
A pesar de la defensa de Donald Trump de sus decisiones proteccionistas, que pretenden devolver la producción a Estados Unidos, suponen un riesgo en forma de aumento de la inflación. La Reserva Federal (Fed) también destacó este riesgo relacionado con los aranceles durante su última reunión de marzo. Las previsiones del banco central para este año sugieren que los precios al consumo subyacentes, un indicador clave de la inflación, podrían aumentar hasta el 2,8%, lo que supone 0,3 puntos porcentuales más que la previsión de diciembre. La Fed también espera que el crecimiento económico se ralentice hasta el 1,7%. [1] La incertidumbre en torno a la agenda de Trump contribuyó a la decisión de mantener los tipos sin cambios. Aunque la Fed reconoció la posibilidad de dos recortes de tipos este año, estos dependerán del nivel de inflación y de los datos macroeconómicos.[2]
Persisten las tensiones geopolíticas
No sólo las relaciones comerciales son inciertas, sino también los acontecimientos geopolíticos, que apoyan aún más el precio del oro. La situación en Europa no mejora y, del mismo modo, los esfuerzos por lograr un alto el fuego entre Rusia y Ucrania siguen estancados. Donald Trump también expresó su enfado, según NBC News, después de que Putin menospreciara la credibilidad del presidente ucraniano Zelensky. Trump también mencionó posibles aranceles sobre el petróleo ruso si considera que el acuerdo de paz no avanza como debería.[3]Trump avivó aún más las tensiones con sus amenazas hacia Irán, advirtiendo de bombardeos y aranceles secundarios si el país no alcanza un acuerdo nuclear con EE.UU. El oro también ha subido con el telón de fondo de la guerra en Palestina, donde Israel violó un alto el fuego de enero a mediados de marzo, reavivando las batallas en ambos frentes. Sin embargo, según los últimos informes del diario israelí Haaretz, Israel ha ofrecido un alto el fuego de 40 días, a cambio de la liberación de prisioneros. Ninguna de las partes ha respondido aún a la oferta.[4]
La demanda del Banco Central crece
Los bancos centrales también están contribuyendo al repunte del mercado del oro, ya que siguen comprando oro como reservas. Según el Consejo Mundial del Oro, las instituciones mundiales compraron más de 1.000 toneladas métricas de oro el año pasado, con una demanda que alcanzó niveles récord. El Consejo cita la incertidumbre económica como la fuerza impulsora de las continuas compras[5], sobre todo teniendo en cuenta que los bancos centrales se ven menos afectados por los precios del oro que los inversores particulares. También creció la demanda de fondos cotizados en bolsa respaldados por oro, que en febrero registraron una entrada de más de 9.000 millones de dólares, la mayor de los últimos 3 años, según el Consejo Mundial del Oro. La mayor demanda procedió de Norteamérica, seguida de Asia, mientras que en Europa disminuyó el interés. En su informe de marzo, el Consejo prevé que la demanda siga aumentando, apoyada por la incertidumbre mundial.[6]
Conclusión
En conclusión, el oro está creciendo a un ritmo sin precedentes, y es probable que no se produzca una fuerte reversión en breve. Por ejemplo, Goldman Sachs elevó su objetivo de precio para este año a 3.300 dólares, mientras que Bank of America espera que el crecimiento en los próximos casi dos años alcance los 3.500 dólares.[7] [8] Los factores clave siguen siendo las agresivas políticas comerciales de Trump, las persistentes tensiones geopolíticas y la demanda de los bancos centrales y los ETF. Un mayor crecimiento de los precios también podría verse respaldado por recortes adicionales de los tipos por parte del banco central, pero es importante tener en cuenta que si la inflación aumenta, el banco podría optar por el escenario opuesto y subir los tipos. Aun así, es importante recordar que el oro podría entrar en una fase de corrección, lo que pone de relieve la importancia de una diversificación adecuada. [2]
*La rentabilidad pasada no es garantía de resultados futuros.
[1,2] Las declaraciones prospectivas se basan en suposiciones y expectativas actuales que pueden ser inexactas o estar sujetas a cambios en el entorno económico actual. Estas afirmaciones no garantizan resultados futuros. Implican riesgos e incertidumbres difíciles de predecir. Los resultados reales pueden diferir materialmente de los expresados o implícitos en cualquier declaración prospectiva.